Los fusiles se negaron a disparar. Los tanques no quisieron moverse. Los aviones dijeron que no deseaban transportar más bombas.
- Estamos hartos de matar hombres.
- Estamos cansados de las guerras.
Y de pronto el ruido de las balas y de las bombas cesó y se pudo oír el trino de los pájaros y las voces de los niños.
Los campos de batalla se convirtieron en enormes parques infantiles. Los tanques pintados de mil colores diferentes se transformaron en toboganes y de los grandes cañones colgaban columpios. Los aviones fueron escuelas, bibliotecas, cines…
A los fusiles, de no usarlos, les nacieron hermosas rosas en sus cañones; los cascos sirvieron para tiestos que adornaban todos los balcones.
Y los hombres tacharon de los libros y diccionarios las palabras guerra, enemigo, odio…
En las escuelas se enseñaba que siempre se escribe con mayúsculas PAZ, AMIGO, AMOR…
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